sábado, 13 de septiembre de 2008

He andado con una pereza increíble. Me ha costado trabajo arrancar de nuevo; después de un año como asesor, y de unos meses megatensionantes a causa del compromiso editorial, es fecha que apenas y comienzo a sentir el flujo de ideas y de sangre bajo la piel de mis dedos.

En forma relativamente lenta he ido estableciendo las relaciones necesarias con mis grupos (cuatro de secundaria y dos de normal). He cometido errores tremendos en cada clase, y he tenido que invertir mucho tiempo en controlar los daños. Aún ahora me siento un tanto preocupado por la marcha de las cosas en mi curso de Estrategias Didácticas; después de todo se trata de una asignación que peleé por mucho tiempo y ahora que tengo la oportunidad de impartirla, me cuesta mucho quitarme la camiseta de lingüista para ponerme la de didacta. Voy a apretar tuercas al responsable: es decir que a mí.

La Normal se está volviendo cada vez más caótica y simuladora, pero ya me vale madre. Van a ser meses de cáos por la conjunción de elecciones sindicales y el arranque del proceso político en el estado para las elecciones intermedias, pero mira: que se hagan garras por el mísero botín que tanto ambicionan (son muchos perros peleando por un par de huesos, y bien pequeños lo dos), yo, francamente, de la Normal no espero ya más que un espacio para ejercer la docencia, que es lo que me gusta hacer (aparte, claro, de escuchar mi linda voz mientras hablo).

Nuevo compromiso editorial. Nuevas fechas límite para entregar un montón de cosas que no sé cómo voy a hacer. El libro de primero ya está en proceso de revisión. Estoy seguro de que lo van a aprobar porque estoy convencido de que soy buenísimo para construir diseños didácticos. Te apuesto un tequila y nos lo tomamos juntos: me aprueben o no, yo me tomo un tequila. Reposado, por favor, porque de seguro lo vas a pagar tú.