viernes, 10 de abril de 2009

Hay una sentencia que me parece particularmente normativa: "Procura que tus palabras nunca sean demasiado duras, por si acaso tuvieres que comerlas", y me parece que es de origen persa, aunque no estoy seguro. El punto es que, en ocasiones, aunque las palabras sean dulces resulta difícil tragárselas.

Pues ahí tienes que el mismo día que publiqué mi post anterior, donde le echaba porras a la administración de la ENS por mejorar las condiciones en la Sala de Maestros... esa misma tarde llegué y me encontré con que la sala estaba siendo demantelada para convertirla en bodega.

¿Y los maestros? Bien, gracias. Que se vayan a trabajar a la oficina del profe Everardo.

O que se jodan.

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